“Vieron
al Señor, se llenaron de alegría”, consolación interior. Después “sopló” sobre
ellos y dijo: “Recibid el Espíritu Santo...”. Abriendo con ellos, para todos,
el camino del perdón, la paz en el mundo.
Este
evangelio, evocando el comienzo de la VIDA Humana, descrita en el Génesis,
cuando concluida toda la creación Dios “sopló” su Espíritu sobre el Hombre
creándolo a su imagen y semejanza; nos orienta hacia la principal experiencia
que se puede tener del misterio y ser de Dios, por medio del resucitado: La
Nueva y definitiva Creación.
Hoy,
todos los hombres, “Testigos del Resucitado”, reciben el soplo de Dios por
medio del Hijo, dando comienzo así a una vida nueva. Vida, definitiva, porque a
diferencia de la primera creación, el hombre es habitado por Dios en el
Espíritu y habilitado para “Perdonar”, para redimir definitivamente del poder
del mal y de la muerte, al que se había entregado en el mundo, y había
entregado consigo, toda la creación de Dios.
Es
claro que perdón y redención son obras del amor de Dios; la reconciliación es
el modo de concretarse en nuestra vida humana y temporal, toda la nueva
creación-redención, de Dios. Esta es la maravilla del misterio de Dios, que hoy
celebramos: Pentecostés.
Es
el fuego que purifica y alienta; da vida y calor; enciende otros fuegos en el
camino de la reconciliación y de la paz. Es incomprensible que los seres
humanos pretendamos alcanzar el Perdón y la Paz, prescindiendo de este fuego y
amor de Dios, de su gracia que es precisamente su Espíritu... Santo,
“consolador”.
Hoy
hablamos diversas lenguas, pero no nos entendemos, hay infinidad de medios de
comunicación, pero falta una comunicación profunda enraizada en la verdad,
sinceridad, en el bien común. Estas no resultan incluyentes, ni son expresión
de un leguaje y relación común. Nuestra diversidad no es riqueza o complemento,
al contrario, se ha vuelto división, rivalidad, destrucción y negación, por
ello cada día vemos tanta violencia, guerra, migración, ...
Es
la acción del Espíritu en todo ser humano, la única que genera la vida en
comunión; en Él, la diversidad de ofertas y posibilidades es signo de riqueza,
inclusión. Es el camino para alcanzar el perdón. En definitiva, Él es el camino
a la Paz.
(Tomado de
Franco Espinal)